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Astaroth |
Astaroth habĆa quedado con Boram en la entrada de la
universidad puesto que la gumiho querĆa “presentarle su hija”. El demonio tuvo
que ser muy insistente para que la mujer accediese. Ćl sabĆa que su amiga nunca
tuvo hijos debido a ese resentimiento y miedo de involucrarse en otra relaciĆ³n,
por lo que no estaba dispuesto a perder ante ello. HabĆa sido constante en
cortejar a la deidad, pero ninguna de las veces tuvo Ć©xito. Por eso mismo, sintiĆ³ fascinaciĆ³n por aquella
chiquilla que habĆa conseguido lo que Ć©l no pudo hacer por Boram. Sacarla de su
zona de confort solitaria. Muchas veces le llegĆ³ a decir a su amiga que tenĆa
que salir y vivir la vida. Sin embargo, la posesiva de ella decidiĆ³ que solo le
dejarĆa conocer a Clarisa desde lejos, segĆŗn ella, por precauciĆ³n.
-Buenas tardes, my lady -saludĆ³ Astaroth a su amiga mientras le hacĆa una reverencia.
Esta le devolviĆ³ el saludo agitando la mano.
-Vamos. Quiero presentarte a Clary -le dijo ella mientras se
volteaba para ver si el demonio le seguĆa.
Obedientemente siguiĆ³ la orden de la mujer mientras
observaba como habĆan cambiado ciertas zonas de la universidad. Llegaron a un
edificio en el cual entraron y bajaron al sĆ³tano donde se encontraba una de las
entradas a la facultad mƔgica.
Una vez en el interior de la facultad mƔgica, Astaroth se
sentĆa como en su casa, relajado y tranquilo. No habĆa humanos ya que podĆa
hacer lo que quisiera delante de los demĆ”s. EmpezĆ³ a jugar con la palma de su
mano, abriĆ©ndola y cerrĆ”ndola, de ella se veĆa unas escenas de la vida de
alguien. Boram se acercĆ³ al hombre, querĆa saber de quiĆ©n era esa vida. Le
chocĆ³ ver a su protegida.
- ¿Clarisa? ¿Por quĆ©? -le mirĆ³ desconcertada la gumiho.
Ćl se encogiĆ³ de hombros. No sabĆa con exactitud porque
habĆa escogido a esa bruja. Tal vez sentĆa curiosidad por ella. Tras las
preguntas de su amiga dejĆ³ lo que estaba haciendo.
-QuerĆa saber algo mĆ”s sobre ella. Es tu salvadora de la
soledad absoluta como mujer de los bosques…
-Ah… No es solo eso. Puede que a veces sea demasiado
impulsiva y posesiva con ella, e incluso sobreprotectora… -interrumpiĆ³ Boram-
lo que quiero es lo mejor para ella. Sabes, me recuerda a mĆ. Yo era asĆ.
El demonio no se podĆa creer del todo las palabras de su
acompaƱante.
- ¿CĆ³mo que asĆ? - preguntĆ³ confuso el demonio mientras
enarcaba la ceja.
-Inocente y pura -su mirada se desviĆ³ hacia otra direcciĆ³n.
Los recuerdos llegaron a ella en un abrir y cerrar de ojos.
El demonio vio lo triste que estaba su amiga. Astaroth se
moviĆ³ ante el impulsĆ³ de verla asĆ y decidiĆ³ cogerla de la mano, atrayendo a la
gumiho contra su pecho, y la agarrĆ³ de la cintura. Ella se sonrojĆ³. Nunca le
habĆa pasado esto con su amigo. Si, se le habĆa insinuado alguna vez, pero de
ahĆ a cruzar la lĆnea era otro asunto. Sin embargo, no le molestĆ³ que el
demonio lo hiciera. Su amistad tenĆa ya un siglo. Pero, por otro lado, querĆa
rechazar esa muestra de afecto. TodavĆa no estaba recuperada de la muerte de su
marido. Finalmente, Boram se agarrĆ³ a la culpabilidad que sentĆa hacia su marido
y apartĆ³ de golpe a Astaroth. El demonio la mirĆ³ con decepciĆ³n y enfado.
-¡No puede ser Boram! ¿CreĆas que yo, el Gran Astaroth, iba
a hacerte algo asĆ? -se echĆ³ a reĆr-. No eres mi tipo… Sabes me acostarĆa con
cualquier otra mujer, pero tĆŗ no eres el tipo de mujer con la que lo harĆa…
Boram miraba a su amigo, sabĆa con certeza que habĆa herido
sus sentimientos y Ć©l no lo querĆa reconocer delante de ella, por eso, actuaba
de esa manera ante ella.
-Amigo, lo siento… - se disculpĆ³ la zorra de nueve colas.
-No me vengas con disculpas Boram, he sido yo quien ha
estado jugando contigo por el simple hecho de que querĆa gastarte una broma.
La gumiho optĆ³ por seguir caminando, el motivo de su visita
a la universidad era Clary. Con su mente puesta en ella otra vez, dirigiĆ³ la palabra
a su amigo:
- ¡Vamos! O se nos harĆ” tarde -le recordĆ³ al demonio.
Astaroth chasqueĆ³ los dientes y la siguiĆ³. Demasiadas criaturas
le miraban con temor mientras este paseaba por los pasillos de la universidad. Caminaba
por detrƔs de Boram mientras Ʃl pensaba como torturar al siguiente criminal del
infierno. De repente saliĆ³ de sus pensamientos cuando se chocĆ³ con la espalda
de Boram.
-AhĆ estĆ” mi hijita querida -dijo ella -.
El demonio levantĆ³ su mirada y la llevo al punto que le
indicaba su amiga. Era la misma bruja de las imƔgenes vistas antes. Sin
embargo, esas escenas habĆa veces que se mostraban de manera aleatorias si no
pensaba en un objetivo fijo. El destino se las habĆa mostrado. Esa chica
posiblemente proceda de un buen linaje de brujas como mĆnimo pensĆ³ el hombre.
-¿No estarĆas pensando cosas inoportunas? -inquirĆ³ Boram con
excesiva preocupaciĆ³n.
Astaroth se aguantĆ³ las ganas de reĆr, su amiga sabĆa como
pensaba, pero en esta ocasiĆ³n se equivocaba, ya que por respecto a ella,
intentarĆa no pensar en…
-¡Eh! ¡Contesta! O…
-¿QuĆ© me vas a hacer? -preguntĆ³ Ć©l - ¿Me vas a matar? ¿O me
vas a torturar?
La mujer empezĆ³ a sacar algunos de sus rasgos gumihos como
si se estuviera preparando para atacar al demonio.
-Se me ocurren unas torturas magnificas, pero dudo que seas
capaz de llevarlas a cabo con tu buen corazĆ³n -a la par el demonio agarrĆ³ a la
gumiho de uno de sus brazos y la estrechĆ³ contra su cuerpo.
Astaroth escuchaba los latidos de la mujer y su respiraciĆ³n,
si fuese otra mujer hacĆa tiempo que lo hubiese echo con ella. Boram era
especial y no sabĆa el porquĆ©.
Una vez relajada la gumiho la soltĆ³ y volviĆ³ a mirar hacia la
hija postiza de Boram. Era mƔs ingenua y buena que Boram. Eso era algo que le
provocaba casi ganas de vomitar, pero tambiĆ©n era una tentaciĆ³n, querĆa hacerla
rabiar y sufrir para ver la reacciĆ³n sobreprotectora de Boram.
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Boram Lee |
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