Aislamiento



A Boram le llegó otro recuerdo de su matrimonio. Fue una etapa feliz que acabó siendo un gran trauma para ella. Estuvo a punto de ser madre. Desafortunadamente perdió el bebé. No fue un aborto natural, sino que alguien de su familia pagó a una de las sirvientas para que le diera un brebaje que le haría abortar. Fue un momento muy duro, estuvo varios meses en casa incapaz de asimilar situación. Se esperaba que su familia no aceptara a su hijo, pero nunca que fueran capaces de tal hito. Aprovecharon justamente el momento en el que su marido se marchó fuera de casa a cumplir con sus deberes de militar. Al poco tiempo a Boram le llegó una noticia totalmente inesperada. La muerte de su esposo. Ella no lo creyó y así siguió durante años. Hasta que perdió toda esperanza. Se sumió en un aislamiento total que le llevó a internarse en las profundidades del bosque.

Pasaron años y siglos. Ella vivía sola, comenzó a odiar a los humanos por todo lo que le hicieron. Durante esos siglos que estuvo ahí en ese bosque. Ella aprendió a conocer mejor sus habilidades de gumiho. Seres como ella, deidades y demonios pasaron por su casa, entre ellos Astaroth.

Otro recuerdo vino a ella.

El funeral de su marido.

Todos lloraban, pero no realmente porque lo sintieran. Boram era la única que no lograba soltar una sola lágrima. El funeral fue lo más hipócrita que había visto.

Su breve matrimonio se esfumó en cuestión de menos de un año.

Ahora, ella tenía que aceptar tras haberse hecho la idea de que estaba muerto, que él estaba vivo, sumando que él es un dios más poderoso que ella y que tiene amnesia. Le dolía ver como él no recordaba nada de ella y veía que había cierta complicidad con su hermana pequeña. Sabía que Bai no tenía la culpa, pero... Dolía. Y mucho... También tenía sentimientos encontrados con As. No sabía muy bien lo que era, pero sabe que sin resolver eso no puede decidir qué hace con su ¿esposo?


                                               

 

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