Estrategia Militar básica

Universidad Raven: Universidad Mágica  

 Zhao Wu Tian había prometido de antemano al dueño y señor de la Universidad Raven, Astaroth, que enseñaría a los alumnos inscritos en la universidad mágica, en concreto, estrategia militar. Como dios de la guerra era uno de sus temas favoritos y se podía aplicar también en la vida real. A su vez, ser profesor de la universidad le permitiría ver y observar como proteger a su hija Zhao Bai. Ahora bien, conocía a su hija, sabía que esta se negaría ser enseñada por su propio padre.

Tenía previsto enseñar a los de primer año El arte de la guerra, una magnífica obra de estrategia militar, obligatoria para quienes sean militares u ocupen altos títulos y cargos dentro del Reino del Cielo. De esta manera, siendo profesor, Wu Tian podía obligar a su hija aprender uno de los libros más básicos que debe saber como futura diosa encargada de la guerra, puesto que algún día ella ocuparía su lugar.

Cuando llegó el día oportuno de impartir su primera clase, se fijó como su hija aún no se había sentado y daba saltos sin parar alrededor de otra chica asiática. Se puso en el centro del aula y llamó la atención de todos. Los estudiantes de manera inmediata se sentaron, salvo Bai, quien reconoció el toque de atención de su padre.

- ¿Padre? -dijo Zhao Bai en voz alta. La pequeña gumiho conocía que su padre la trataba de manera especial, pero llegar hasta el punto de venir a dar clases a la universidad en la que estudia era pasar cierto nivel de confianza de padre e hija.

El dios de la guerra miró a su hija de tal manera que impuso que esta se sentara silenciosamente en su sitio junto con la otra chica.

- Buenas tardes, soy Zhao Wu Tian, creo que mi nombre es reconocido en el Reino del Cielo, pero también se me conoce como el Dios de la Guerra. Esta asignatura la considero muy básica para vuestra formación independientemente después de si seréis aquellos a los que llaman "malos" o "buenos" o no estéis encasillados en ninguna de estas dos categorías. Comenzaremos leyendo una gran magnífica obra: El Arte de la Guerra


Varios de sus alumnos desconocían la obra hecho demostrado por sus expresiones de desconcierto. Todo tenía solución pensó Wu Tian. Lo primero que tenía que hacer era hablarles de manera general de la obra y su autor. Mientras Clarisa Bucarelli le preguntó a su amiga Bai si conocía al profesor. La gumiho toda sonriente le dijo que lo conocía como la palma de su mano. Este hecho hizo que la bruja enarcará una ceja.
- Es mi padre -dijo Zhao Bai entre risillas bajas para no llamar la atención del dios-. Ahora escuchemos lo que va decir, será lo mejor.

Raras veces Bai mostraba un lado responsable, pero al tratarse de su padre tal vez fuese por temor a ser severamente castigada enfrente de todos los alumnos. Wu Tian cogió una tiza y empezó a escribir sobre la pizarra el título de la obra y el nombre del autor de esta. Todos en silencio observaban al profesor, algunos con miedo y otros sin más. Las dos amigas se encontraban en el grupo primero, sus miedos eran diferentes. El dios se giró hacia sus alumnos y empezó hablar sobre la obra. De ella dijo que fue escrita por el autor chino Tsu Zun, un gran estratega militar, y su obra más conocida El Arte de la Guerra era mundialmente reconocida. También era una obra que se podía aplicar para estrategias de cualquier índole más allá de una batalla.

- También la podéis usar en el caso de las mujeres, para conquistar un hombre, eso también es una guerra, yo... la llamo la batalla del amor... -Wu Tian se empezó a sumergir en sus recuerdos de como todas sus esposas usaron esas tácticas en contra de él, excepto una-. Puedo asegurar su porcentaje del éxito ya que debido a ello ahora mismo tengo más de siete esposas que usaron estas tácticas, excepto una de ellas.

Clarisa se quedó sorprendida de que su profesor tuviera varias esposas. Era cierto que en la antigüedad era bastante frecuente en Asia, pero escuchar a alguien decirlo era... abrumador y extraño. Bai se fijó en el rostro de extrañeza de su amiga, así que esta al terminar la clase se lo explicó.

-Clary, esto es algo frecuente en el Reino del Cielo, solo mi madre se casó por amor mutuo, aunque mi padre tiene otras seis esposas que lo quieren por su fama y su porte varonil, no las quiere... Ahora bien, también es cierto que es un mujeriego y se escapa muchas veces por aquí y tiene aventuras.

La bruja escuchó con atención a su amiga. Seguía sin creer en el comportamiento de su padre. Mientras este se acercó a las dos chicas.

-Hola, espero no estar molestando -dijo para entrometerse entre las dos chicas.

-No -contestó rápidamente Clarisa.

Bai miró a su padre con una expresión de aquí viene otra vez. 

-Padre, ¿has venido aquí porque estás preocupado o por quieres seguir con tus cortejos? -soltó sin más la chica.

-¡Bai! -con tono enfadado -. No son maneras de hablarme aquí en la universidad. ¿Por qué sino estaría aquí perdiendo mi tiempo, si no es por ti?

Se iba a venir un monólogo de su padre.

-He venido a protegerte. Te quiero mucho y creo que es una buena oportunidad para que empieces a preocuparte por tu preparación como futura diosa de la guerra. Sabes que algún día moriré, nosotros los dioses de la guerra somos un linaje perecedero, así que tu eres mi sucesora... -antes de que la joven dijese algo, se adelantó- Tu eres mi única hija ilegítima aunque seas la menor, el restos son ilegítimos por lo que no tienen derecho. Por un lado, no eres el único motivo por el que estoy aquí, tu madre está por esta ciudad también, la tengo que encontrar no sé que está tramando, pero lo averiguaré. Por otro lado, está tu tercera hermana, Xiao Xi, preocupa su tribulación.

Bai en su forma de zorro se subió encima de los hombros de su padre y lo acarició con una de sus colas. Su padre le devolvió el gesto con una caricia en el lomo. La gumiho bostezó y se quedó dormida. Wu Tian se dirigió hacia Clarisa.

-Siento, las molestias, joven...

-Clarisa, soy amiga de Bai -dijo claro su nombre, pero el resto casi no se le entendió.

-Parece que eres la que tiene los pies sobre la tierra... Te dejaré al cuidado de mi pequeña. 

Tomó a Bai y Clary la recogió entre sus brazos. Para ella no era nada nuevo sujetar a un zorro, aunque si tenía que ir por las calles de la ciudad con ella y sus nueve colas, la gente la miraría raro. Lanzó un hechizo que camuflaba ocho colas de nueve. El padre de Bai se despidió y se marchó.

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