HabÃan pasado un par de dÃas desde que la joven gumiho le hizo hacer una fechorÃa a un humano, el cual se llevó un susto tremendo. No tenÃa pensado en involucrarme más en las fechorÃas de Bai. Tengo que concentrarme en conseguir más información sobre la hermana de la joven gumiho.
- ¡Green!
Mi sirviente apareció ante mà en su forma humana e hizo una
reverencia. Le ordené que averiguará si la hermana de Bai tenÃa más contactos y
quienes eran estos como también descubriera las intenciones del demonio antes
ángel. Mientras aprovecharÃa a darme una vuelta cerca de la casa de la amiga de
la pequeña Bai, Clarisa.
En las calles de esa zona las fachadas de las casas eran de
diferentes colores y el suelo era de piedras, lo que indicaba que Revenge Town
era una ciudad antigua y conservaba algunos de sus elementos originales. La
casa de la amiga de Bai era rosa pastel y delante de la puerta habÃa una bicicleta
apoyada como si alguien fuese a salir pronto. No querÃa estar mucho rato
observando la vivienda asà que decidà seguir caminando hasta llegar a una
plaza. Al ser fin de semana la plaza estaba llena de niños jugando y sus padres
charlando entre ellos formando un grupo. Continué mi camino hasta llegar
finalmente a la tienda de carpinterÃa que habÃa hecho mis muebles. Era la
primera vez que la veÃa, puesto que Green era el que se habÃa encargado de todo
ello. Desde luego deberÃa de aprenderme algunos puntos de la ciudad, en
especial, mi entorno como el de las personas que conozco y la universidad.
Ahora que lo pienso aun no he tenido oportunidad de acercarme por ese lugar.
De repente alguien se chocó conmigo. Era una joven asiática que
era exactamente igual a la otra hija del Dios de la Guerra. ¡Cierto! Ahora que
recuerdo ella habÃa transmigrado el alma y estaba pasando por una serie de
pruebas. Bueno haré como que no ha pasado nada y seguiré por mi camino. Tengo ya
suficiente con Bai.
¿Dónde estará Boram? Es difÃcil de conseguir verla, aunque
la imagen que tengo de ella es una foto mal hecha por su hermana.
-Chun Jiang -gritó una voz femenina y juguetona.
¡Ay, no! Era ella. No querÃa verla en estos momentos por lo
que opté por seguir caminando deprisa y ya me eché a correr, pero ella consiguió
alcanzarme. Unas manos moviéndose sin parar ocupaban mi campo de visión.
-Hola, Bai. ¿Qué tal? ¿Vas de camino a ver a tu amiga? –
dije con voz jadeante.
- ¡Muy bien! No. Voy de camino a ver a mi hermana -contestó
la gumiho muy contenta.
-Ya veo... ¿cuál de tus hermanas? Porque acabo de ver a tu
hermana mayor la diosa...
- ¡Ella no! Déjala estar a su salsa. A la otra, Boram. Acabo
de llamar a Clary para ver si estaba con ella y me ha dicho que no, asà que voy
a su casa.
A la pequeña zorro le brillaban los ojos como el agua
cristalina. Entonces, me sugirió acompañarla y sin pensármelo dos veces acepté
su invitación, aunque le pedà el favor de que me acompañara primero a comprar
un regalo para su hermana puesto que se supone que era la primera vez que la
verÃa e iba a su casa.
Nos llevó tan solo una hora comprar y llegar a la casa de
Boram. La casa de la gumiho se encuentra las afueras de la ciudad en el bosque
y a una hectárea la casa del demonio. La vivienda de la deidad menor era un
hanok tradicional por fuera, edificio tradicional coreano. Sin embargo, su estilo
tradicional rompÃa por el timbre del portero de la entrada de la vivienda. Bai
llamó sin dudar y una voz femenina elegante se escuchó por el altavoz dándonos paso
a entrar a su casa. Supuse que debÃa de ser la voz de la hermana mayor de la
pequeña gumiho. Entramos y lo primero que vimos fue un patio de entrada lleno
de plantas variadas y césped y entremedio de estos un sendero de piedras que
conducÃan al edificio. Dejé mi calzado en el suelo y subà por un peldaño que
daba acceso a un porche. Seguà a Bai hasta quedarnos de pie en lo que parecÃa
ser el salón de la casa. El interior del edificio estaba decorado con un estilo
moderno que convivÃa a la perfección con el estilo tradicional de la vivienda.
Sentada en un sofá se encontraba la hermana de la gumiho, Boram, esperándonos.
Bai fue corriendo hacia su hermana mientras daba saltos de alegrÃa y alternaba
entre su forma humana y zorro para juguetear con ella. Boram molesta le decÃa que
la dejara en paz hasta que finalmente la amenazó con hacerse una bufanda con su
piel de zorro blanca. Fue entonces cuando la mirada de la mujer se posó sobre
mÃ. Denoté sorpresa, alegrÃa y tristeza. Una mezcla de sentimientos invadÃa a
la deidad. Supe al ver su reacción que mis sospechosas eran correctas. Ella era
la mujer con la estuve casado en Goryeo. Las lágrimas empezaron a salir y caer
por todo su rostro como si un afluente de un rÃo se tratara. Después un par de
brazos comenzaron a rodear mi tronco. Me estaba abrazando con tanta fuerza que
tuve que decirle que me soltara que me quedaba sin aire.
-Gracias -logré pronunciar débilmente por la falta de aire.
-Chun Jiang... Amor mÃo... ¿No habÃas muerto? ¿Por qué me abandonaste?
Llevo años viviendo en el luto solo por ti... -la voz temblorosa de la gumiho
se rompÃa y se entremezclaba con sus llantos – Déjame ver tu rostro, necesito
asegurarme de que eres tú y no una ilusión creada por magia de Bai...
-SÃ. Soy Chun Jiang, pero... ¿podrÃas no tocar mi rostro? Yo
también tengo preguntas para ti
- ¿Qué está pasando aquÃ? -interrumpió Bai extrañada por la situación
- ¿Amas al reptil viejo y sin memoria? ¿Por qué? Si solo tiene escamas azules,
es enorme y huele a pescado mojado con reptil de barro – habló la chica hacia
su hermana.
- ¡No huele mal! Ni tiene escamas... ¿Escamas? ¿Reptil viejo?
¿Sin memoria? -la gumiho de mayor edad empezaba a ver cosas que no encajaban
con sus recuerdos sobre mi persona.
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