Tras la repentina aparición del marido de Boram. Ambos fueron al despacho su despacho, quedándose la menor de las gumihos en el salón viendo la televisión mientras era vigilada por una sirvienta de su hermana mayor.Chun Jiang empezó a hablar el primero. Le contó a la que supuestamente era su mujer que no recordaba quien era, pero siempre sabÃa que habÃa una gumiho que habÃa formado parte de su vida. La mujer escuchó atentamente todo mientras las lágrimas saltaban por si solas recorriendo todo su rostro. Boram estaban mostrando vulnerabilidad, la cual habÃa logrado mostrar ante pocos seres cercanos a ella y su marido era uno de ellos. Lo que no comprendÃa aún era porque su hermana se habÃa referido a él como viejo reptil.
-Tengo varias preguntas. La primera ¿por qué Bai te llamó viejo reptil? La segunda es ¿de qué conoces a mi hermana?
-Ambas preguntas te las puedo responder ya que están relacionadas -dijo el reptil.
-No soy un ser mortal que se ha reencarnado ni nada por el estilo. Simplemente soy el dios del agua. Vivo en el Reino del Cielo y ayudo a resolver algunos problemas dentro del gobierno del emperador junto con el padre de Bai.
Boram intentaba asimilar lo que le acaba de decir, pero no lo conseguÃa del todo.
- ¿Me estás diciendo que llevas vivo miles de años? ¿Y yo aquà de luto? -le recriminó Boram- Además de que nunca me dijiste lo que realmente eras -siguió reprochándole.
El dios del agua no querÃa que se enfadara la gumiho ya que no sabÃa de lo que era capaz de hacer.
-Boram, en ese periodo de mi larga vida me encontraba pasando una prueba del cielo en la que debÃa conocer alguien mientras presentaba una forma mortal y sin tener recuerdos de quien era realmente por ello nunca llegué decirte quien soy.
Boram seguÃa llorando. TenÃa una mezcla de sentimientos desde la alegrÃa más profunda a la ira. El dragón la observaba con cierta frialdad como ella estaba derrumbada.
-Y bien ¿qué pretendes hacer ahora que me has encontrado, dios del agua?
Chun Jiang no se lo habÃa planteado. Sabiendo que son marido y mujer tendrÃan que vivir juntos, pero en la actualidad se encontraban en una situación en la que no se conocÃan, eran desconocidos.
- ¿No lo sabes? ¿Dónde vas a vivir? Porque me imagino que en el Cielo tienes tu lujoso palacio y aquà solo tienes una estancia temporal...
Tras meditarlo, el reptil decidió lo que iba hacer.
-Podemos tratar de vivir juntos y conocernos de nuevo ya que no fue tu culpa desde un principio...
- ¿Lo estás haciendo por una obligación moral, por pena, por nostalgia, por intentar recuperar recuerdos que tal vez nunca vuelvan o tienes algún motivo oculto? -la voz de Boram temblaba
-Por nada de eso...
-Eso crees, pero en lo más profundo de tu ser sabes que ahora mismo no me amas y que esos recuerdos difÃcilmente van a volver... Y no quiero alguien asà en mi vida... no... suficiente he sufrido...
La mujer se echó las manos sobre su rostros para ocultar todas las lágrimas que caÃan sobre sus mejillas. El dios del agua hizo mención de acercarse, pero alguien le interrumpió.
-Viejo reptil, ¿has hecho llorar a mi hermana? Eso es todo un logro, pero no de los buenos -dijo la menor gumiho mientras le ofrecÃa un pastelito.Unos segundos después la sirvienta de Boram apareció para llevarse a Bai a arrastras, quien en un momento de despiste la mujer la pequeña zorra se escapó.
-Lo intentaremos, si nos amamos una vez, es posible que nos amemos otra vez -sentenció el dragón mientras observaba el pastelito que le habÃa dado la traviesa gumiho.
-Haz lo que quieras, pero por favor no me des falsas esperanzas... -sentenció la mujer.
0 Comentarios