Salvanguardando las distancias

 



Tomas había decidido mantener las distancias con Clary. No quería darle caza porque sabía que ella no haría nada malo. Su entrenamiento como cazador había iniciado bajo la tutela de su padre. Salía correr e iba al gimnasio. Las herramientas de la carpintería habían sido una especie de preentrenamiento sobre como cortar cosas duras. Su padre le había dicho que tenía que aprender sobre las especies de criaturas sobrenaturales más comunes y el manejo de algunas armas como la ballesta, el arco, el hacha y la pistola. Mientras él estaba totalmente centrado en ello, Clarissa estudiaba y salía con Bai y Cassandra. Boram últimamente estaba algo extraña desde la llegado de su esposo a su vida actual. Astaroth andaba sumergido en alguna especie de plan malévolo y el padre de Bai impartía clases mientras seguía su hija de una manera u otra y ayudaba a Cassandra con un tema familiar de ella. De alguna manera, todos estaban centrados en sus vidas siguiendo sus planes mientras se distanciaba de manera temporal o definitiva.

Cassandra se marchó un día a Luminare City para solucionar sus problemas. En ese mismo día volvió, pero pronto necesitó acudir a Wu Tian. Bai estaba en casa de su hermana junto con Chun Jiang. El ambiente allí era algo tenso. Boram amaba a su esposo, pero no era el mismo que conoció cuando Corea del Sur era Goryeo. Chun Jiang se quedaba casi todo el día encerrado en su habitación mientras meditaba y pensaba en comer lidiar ante su esposa la gumiho. Además, Bai no hacía más que trastadas y se adentraba en su habitación en busca de llamar su atención. Boram entraba a castigar a su hermana. Algo que nunca antes había hecho con ella. Un día la pequeña Bai se hartó de la situación.

-Boram, tienes que estar feliz. Antes te lamentabas de que Chun Jiang estaba muerto ahora está vivo -se defendió la pequeña de las gumihos.

-No puedes opinar sobre el tema, eres demasiado joven para entenderlo...

Era cierto que Bai no tenía la experiencia de su hermana o la de su madre en temas amorosos. Pero sí había visto como sufría su madre con las concubinas de su padre.

-Chun Jiang es un buen reptil, viejo y escamoso, tal vez rico si lo haces asado... -dijo mientras pensaba como sabría el dragón.

-¿No estarás pensando en comerte a Chun Jiang? -inquirió enfadada Boram.

-¿Por qué no? Estaría riquísimo -una amplia sonrisa pilla se dibujó en el rostro de la futura diosa de la guerra.

Justo en ese momento apareció el susodicho quien no parecía estar sorprendido por el comentario de la zorra. Saludó a los dos mientras se dirigía hacia la salida de la casa. Boram no toleró ya ese comportamiento en la que era su casa.

-¡Se acabó! ¡No lo soportó más! Esa actitud tan fría y distante tuya... -la mujer se estaba alterando más de lo que estaba- Es mi casa -gritó ella- ¿podrías ser un poco más amable al menos? -soltó con ironía- Si de verdad quieres intentar que todo vaya como antes no deberías tener este comportamiento. Llevo días soportando esa actitud que ni siquiera tolero ante un humano. Y esa serpiente tuya que te sigue a todos los lados... En cualquier momento la haré a la parilla -sentenció mientras enseñaba sus garras.

Sin embargo, el dragón no se inmutó. Era más fuerte que ella si llegaban a usar sus artes marciales o sus poderes. No era rival para él. Siguió su camino y se marchó de la casa.

-¿A dónde irá?- preguntó en voz alta Bai.

Su hermana la miró perpleja. No era el momento de preguntarse a donde iba el dios del agua.

-¿Crees que a estas alturas me importa? Estoy cada vez más cerca de divorcio. 


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